"Conozco esas lágrimas que no caen y se consumen en los ojos,
conozco ese dolor feliz,
esa especie de felicidad dolorosa,
ese ser y no ser,
ese tener y no tener,
ese querer y no poder."
-José Saramago.
La vida...la vida...la vida. Es realmente posible hablar de la vida cuando estás en tu juventud? Tal vez si, tal vez no, tal vez simplemente podemos hablar de la vida que hemos vivido y de lo que hemos sentido. De lo que hemos reído, de lo que hemos llorado, de lo que hemos querido y de lo que hemos tenido. O simplemente de aquellas hermosas cosas que hemos visto o sentido, un amanecer, un atardecer o una una llena que se veía muy cerca. Esas salidas inolvidables, esos recuerdo imborrables, tal vez eso es la vida. O simplemente es lo que queremos ver, lo que queremos llevar con nosotros, lo que necesitamos para ser mejores, un poco mejores de lo que podríamos ser.
Mecanismos de defensa para la cruda realidad que se nos presenta a diario, guardar recuerdos increíbles que te alejen de la rutina, engañar a tu mente para hacer viajes entre recuerdos que te alejen del caos que vives a diario, ponerte unos audífonos y escuchar tu canción favorita, canciones que te transportan a otro lugar y te hacer sentir algo de felicidad en una vida de grises, leer y entender que hay color entre tantos matices, escribir y desahogarte, darte cuenta que hay algo más allá de lo visible, volverte sensible a la realidad, tan sensible que puedes ver más allá de ella, tan sensible que puedes encontrar colores y felicidad donde supuestamente no hay.
Mil cosas te pueden hacer hablar de la vida, por eso es un concepto muy subjetivo, porque todo vivimos diferentes realidades, diferentes vidas y diferentes mundos. Todos vemos diferentes matices, diferente colores, diferentes sensaciones, diferentes emociones. Todos tenemos diferentes pasiones, y diferentes amores. Nadie es igual y eso es lo realmente cautivante del mundo, poder ver tantas vidas juntas y alimentarte de cada detalle. No se trata de vivir mil vidas, se trata de vivir solo una al máximo.
Observa cuidadosamente, la felicidad es colorida y la puedes ver en cualquier esquina.
MCR.